Una nueva aventura

Un nuevo año puede significar una historia concluida, la continuación de una o el comienzo de una nueva. Creo que de los tres tipos, dos emocionan más: las que concluyen y las que empiezan. En mi caso tengo una que continuar…para concluirla este año; y es la que se lleva mi mayor atención.

A mi particular forma de ver la vida, esto le infunde más presión, por eso me determiné a no estresarme sino accionar. Como la organización es prácticamente una de mis manías, me ayuda muchísimo planificar el mes en una hoja blanca tamaño carta. Le doy un cuadrito a cada día, anoto en ella las actividades y la ubico en lugar preponderante en la pizarra de mi cuarto. Eso me recuerda fechas importantes y me ayuda a saber lo que sí o sí debo hacer (sin querer negociar conmigo misma).

La pregunta que va dirigir mi año es: ¿cómo quiero que sea mi Diciembre 2013? Que resumiendo sería un: ¿cómo quisiera terminar este año? Y saben qué…no, no es para nada apresurado hacerse a sí mismos esas preguntas. Nunca le dí tanto rumbo a mis metas para este año como éste, en el que me hice estas preguntas.

«Un día que bajo la guardia, puede costar caro». No se vayan al extremo de pensar en horribles cosas, más bien piensen en las pequeñas cosas que pasan desapercibidas, esas cosas que uno dice «hoy no más» y lentamente pueden convertirse en hábito. Por ejemplo: dormir tarde, apagar la alarma del despertador, faltar a clases… ese tipo de acciones. Cada uno sabe lo que le atrae más 😉

Aunque en esta vida suceden tantas cosas inesperadas y eso la convierte realmente en «vida», sí podemos determinarnos a mantener nuestros ojos en la meta y avanzar de la mano de Dios. Preocuparnos por todo es fácil, creerle a Él requiere un poco más de esfuerzo. Que sea un año excelente depende de nuestra actitud y determinación. Avanzar, no retroceder, ni detenernos.

¡Por más aprendizajes en nuestras vidas!

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